Mémorial du camp de Rivesaltes

 

Mémorial du camp de Rivesaltes


UBICACIÓN:
Rivesaltes (FR)

ARQUITECTO:
Rudy Ricciotti Architecte

MODELO BUTACA:
Custom

ENLACES DE INTERÉS:
CLIENT:  www.memorialcamprivestaltes.eu
ARCHITECT: www.rudyricciotti.com
ASSOCIATED ARCHITECTS:
www.passelac-roques-architectes.fr

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T estigo de algunos de los momentos más oscuros del siglo XX, la Guerra Civil Española, Segunda Guerra Mundial y Guerra de la Independencia de Argelia, el Campo de Rivesaltes ocupa un lugar único e importante dentro de la historia de Francia. Lo que fue un antiguo campo militar (Camp Joffre) se convirtió primero en un campo para refugiados españoles, después en el campo de concentración más grande del sur de Francia de 1941 a 1942, en un campo de internamiento para prisioneros de guerra alemanes y colaboracionistas y finalmente en el principal centro para la reubicación de los Harkis y sus familias.

Con el fin de contar su historia abrió sus puertas el 16 de octubre de 2015 un memorial realizado por el arquitecto Rudy Ricciotti y la agencia Passelac & Roques en lo que fue el antiguo bloque F del campo, en medio de los edificios actuales; un espacio de 4.000m2 que cuenta la historia de los desplazamientos forzados y la subyugación de las naciones. Igualmente es también un lugar en el que los visitantes pueden rendir tributo a la memoria de los que una vez pasaron a través de sus puertas.

Todo comenzó a mediados de1993, con la publiación del  the Journal de Rivesaltes 1941-1942 (Diario de Rivesaltes), escrito by Friedel Bohny-Reiter, una enfermera que trabajaba con una organización suiza de auxilio a los niños. En 1994 se erigió un monument en memoria de los judíos deportados del Campo de Rivesaltes a Auschwitz, con otro monumento en 1995 en honor de los Harkis y el último de 1999 en honor de de los republicanos españoles.

“No podemos dejar de lado la historia del Camp Joffre mediante un discurso que es indiferente al drama humano que se revela en este sitio tan particular” escribe Rudy Ricciotti. El memorial es silencioso y opresivo: descansa dentro de la tierra, con sus lados rectos hacia el bloque F, un monolito de hormigón pintado en ocre que permanece intocable y dirigido hacia el cielo. Una vez enterrado, y emergiendo desde la tierra, el memorial aparece en la superficie del paisaje natural tan pronto como el visitante entra en el campo y se da de bruces con la parte oriental del antiguo punto de reunión de una altura perfectamente alineada con los tejados de los edificios existentes. Esta disposición de “co-visibilidad” no esconde la vista de las características del bloque F: los efectos de la erosión a lo largo del tiempo son visibles en varios de los edificios, mostrando la ausencia y erosión que cuestionan al visitante sobre la memoria o el olvido.

Todo el espacio ha sido reconquistado por una tenaz vegetación y el proyecto no ha alterado nada de esto, en todo caso lo ha organizado formando un telón que lleva a un camino exterior por donde el público puede pasear libremente. Sin duda se trata de un paisaje propicio para la meditación y la serenidad…

A través del camino el visitante llega a la entrada y descubre un monumento silencioso, alineado con el bloque F. El acceso al memorial es indirecto, a través de una rampa que está parcialmente enterrada en el suelo, intentado de alguna manera “santificar” el megalito y convertirse en un particular camino de baldosas hacia un viaje en el tiempo. Este túnel termina de forma abrupta: el visitante se encuentra de repente frene a un bloque de 240 metros de largo, opaco y atemporal, sólo a unos metros de distancia de donde él se encuentra. El ario está envuelto en una luz suave y tenue creando una atmósfera serena. Ambiente propicio para una visita. Al otro lado del recibido hay una larga pared sin adorno alguno en el que se encuentra un pasillo. Una especie de enigma porque, de nuevo, el visitante descubre que está en un espacio único.

Pueden verse pequeñas rendijas que surgen del suelo y de las paredes de hormigón ocre pero no por ello la atmósfera deja de ser pesada y solemne… es un pasillo largo y relativamente largo por el que los visitantes vagan, curiosos, hasta que llegan el espacio exposivito. Tanto las exposiciones permanentes como las temporales se disponen a lo largo de un gran pilar, iluminado artificialmente con grandes imágenes proyectadas sobre las paredes verticales.

El programa divide el edificio en cuatro zonas: la primera parte está dedicada a un centro de investigación documental y formación que aprovecha la luz de un gran patio; la segunda está ocupada por los espacios de recepción pública, vestuarios y baños, pero también para una librería y una cafetería donde uno tiene tiempo de reflexionar y pensar sobre un pasado no muy lejano; la tercera parte aloja las oficinas aunque está fundamentalmente compuesto por la zona de entrada mientras que la última parte la ocupa la gran exposición.

En consonancia con la sobriedad del proyecto se nos pidió desarrollar un banco especial para la sala de conferencias: madera de roble montada sobre una estructura metálica rectangular con asiento y respaldo tapizados en piel.

 

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