
French International School in Hong Kong
UBICACIÓN:
Hong Kong (HK)
ARQUITECTOS:
Henning Larsen
MODELO BUTACA:
Tip Bench
ENLACES DE INTERÉS:
www.henninglarsen.com (arquitectos)
www.fis.edu.hk (cliente)
www.marshallday.com (acústicos)
Henning Larsen Architects ha construido en la jungla de hormigón que es Hong Kong, el nuevo campus de la French International School: un emocionante oasis verde en medio de la inmensidad de la ciudad. Justo por encima del nivel de la calle en el distrito de Tseung Kwan, la luz del sol entra por el caleidoscopio de la fachada del nuevo campus y se adentra en el edifico por entre la celosía de ventanucos que han creado las 727 baldosas multicolor que ofrecen una “representación material del medio”. La llamativa secuencia de colores simbolizan el pensamiento progresista y el carácter internacional del colegio que ofrece enseñanzas en cinco idiomas a unos estudiantes de 40 nacionalidades diferentes.
Se necesitaba un nuevo campus para alojar a 1.050 estudiantes de educación primaria y superior al tiempo que también se pedía un edificio abierto para la educación infantil. Además, el colegio debería destacar como modelo de ecología para que representase un caso de éxito de empleo de estrategias sostenibles y pudiese convertirse en un proyecto “verde” que implicase a estudiantes y profesores. Así, los arquitectos convirtieron los tradicionalmente separados pasillos y aulas en una serie de espacios abiertos denominados Villas. Después, y por medio de grandes puertas correderas de vidrio, los profesores podrían comunicar las clases y abrirlas a un espacio central denominado Ágora donde poder desarrollar actividades comunes. Así, las dos líneas del colegio (Francés e Internacional) colaborarían y se integrarían mientras se derribaban los muros de las clases tradicionales: invitarían a los profesores a desarrollar proyectos en un espacio colaborativo abierto que pusiese a esta institución con 19.600m2 al frente de la innovación pedagógica de Hong Kong.
El campus es todo un ejemplo de sostenibilidad. Las formas tanto del edificio como de su fachada están optimizadas para responder al clima local y ahorrar el consumo de electricidad mientras se incrementa la comodidad gracias a elementos pasivos. Todas las clases están orientadas al norte y al sur para evitar la luz directa del sol y el calor propios del este y oeste. Además, las sombras proyectadas por la celosía de la fachada ayudan a minimizar el calor causado por la luz solar. Mientras tanto, la luz es generosa y homogénea a lo lardo del día; son esas mismas sombras las que evitan la necesidad de cortinas o persianas y que permiten emplear vidrios más claros en las ventanas para dotar de una luz mucho más natural en el interior. Igualmente la vegetación es crucial para el logro de la eficiencia energética. Se plantaron 42 árboles alrededor del edificio a modo de valla verde, se colocaron jardines verticales y también un jardín botánico de 550m2 con plantas autóctonas del sur de China para impregnar al colegio del verde propio de un jardín. Pero toda esta vegetación no sólo mejora la calidad del aire dentro del espacio urbano sino que los sistemas de ventilación aprovechan la brisa natural para hacer circular el aire por el edificio y poder así reducir la dependencia en el aire acondicionado. Finalmente también sirve para que los alumnos ganen en conocimientos a través de la experiencia con plantas locales y con la responsabilidad que supone el cuidado de las mismas.
Siguiendo la filosofía verde de construcción el edificio, se priorizó a los materiales y acabados que presentasen una huella de carbón lo más reducida posible: productos que no proviniesen de petroquímicas (suelo de goma en lugar de vinílico, pintura mineral en lugar de acrílica), materiales reciclables (madera, goma, telas de lana) y productos locales (bambú, vidrio). En lo referente a las butacas, se nos pidió desarrollar una completamente nueva basada en un diseño de Henning Larsen Architects: bancadas de 2 y 3 plazas con tableros de bambú en asiento y respaldo y fijación al frente de la grada. Las butacas se crearon específicamente para el auditorio de este edificio siguiendo las ideas de los arquitectos y los requisitos acústicos de Marshall Day, quienes determinaron los parámetros que debían cumplirse. Espumas de célula abierta de diferentes densidades, bastidores de respaldo de madera, perforaciones horizontales en los tableros de asiento y tejido Hallingdale de Kvadrat fueron algunos de los materiales empleados para la fabricación de estas espléndidas butacas.